Desde mi cuna, cuando Mamá o Papá, deslizaban suavecito
sus manos acariciándome al creerme dormido, sentía también
la presencia de esos duendecitos alados, a los que llamaran
angelitos de la guarda.
Sentía curiosidad de ver sus rostros, pero siempre me quedaba
dormido. Ultimamente y a pedido de Dios, estuve inconciente
un tiempo y entre sueños advertí el calor y amor de Mamá y Papá,
confundiéndose con ellos unas manos que día y noche me mimaron.
Escuchaba unas voces que con dulzura me tentaban a despertar.
Perdónenme, los sentí y escuché pero ya me había comprometido
Escuchaba unas voces que con dulzura me tentaban a despertar.
Perdónenme, los sentí y escuché pero ya me había comprometido
con el Señor que estaba preparando mi viaje.
Me sentí maravillado porque por primera vez pude ver el rostro de
Me sentí maravillado porque por primera vez pude ver el rostro de
dos angelitos y grabar en mi mente sus nombres. Aprendí a quererlos
y desde este paraíso en que me encuentro, no dejaré de pedirles que
cuiden siempre a tantos hermanitos para que, como yo, tengan la
suerte de haber sentido el amor de Lili y tío Gustavo.
Ah, aproveché que Papá se encontraba dormido y ocupé su mano para
Ah, aproveché que Papá se encontraba dormido y ocupé su mano para
escribirles.
Los amaré siempre.
Federico
Los amaré siempre.
Federico
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